A principios de la Edad Moderna (en algún momento del inicio siglo XVI) surgió la creencia de que existía un país maravilloso donde la comida abundaba en exceso y carecía de todo sentido el concepto del trabajo, una tierra de ensueño para quienes venían de vivir las durísimas condiciones de vida medievales, el País de Cucaña (también llamado Jauja o Luilekkerland).
Esta tierra imaginaria no tenían cabida las preocupaciones ni las responsabilidades y prácticamente todo el tiempo que se pasase en ella sería disfrutando de todo tipo de lujos y manjares sin necesidad de realizar esfuerzo alguno. No resulta de extrañar que un mito así surgiese en una sociedad tan oprimida y castigada como la medieval por el hambre, la miseria y las enfermedades.
La forma de entrar en el País de Cucaña es a través de una enorme montaña de papilla y horadando un túnel hasta alcanzar este…
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